Puerto

La orilla oriental de la ciudad, un lugar bullicioso, está llena de muelles de madera que crujen bajo el peso de barcos desgastados por la intemperie. Barcos de pesca y mercantes se balancean en las olas, con sus mástiles surcando el cielo gris y las velas agitadas por el viento. Alrededor, almacenes de piedra y madera con techos oscuros y ventanas estrechas albergan un tráfico constante de mercancías. El aire resuena con el chirrido de grúas, los gritos de cargadores y el bullicio del mercado, mientras las gaviotas vuelan sobre las aguas agitadas.

Taberna del faro tuerto

Una taberna de techos bajos y paredes de madera desgastada, con una enseña de hierro torcido y una luz parpadeante que ilumina los charcos del empedrado. Este lugar, frecuentado por pescadores, marineros y mercaderes sin fortuna, ofrece cerveza barata y ron de baja calidad. Las mesas de roble muestran marcas de cuchillos, y las sillas crujen y se tambalean. En las esquinas oscuras, la banda de los Espectros merodea, susurrando negocios turbios y vigilando a los que entran y salen.

Taberna del delfín blanco

Cerca de las murallas del castillo, en una zona tranquila pero no sin peligros, se encuentra la Taberna del Delfín Blanco. Con un aspecto refinado, atrae a comerciantes adinerados, guardias y consejeros reales que bajan del castillo por una copa de buen vino. Decorada con madera oscura, grabados de caza y navegación, y lámparas de aceite que proyectan una luz cálida, la taberna es un lugar donde secretos y rumores encuentran voz. Las conversaciones en susurros se mezclan con la música de un laúd, mientras los camareros se mueven discretamente entre los clientes.

Estadio

En el corazón de Rísgarth se alza el Estadio, una arena de combate modesta pero imponente, construida en piedra y madera ennegrecida por el tiempo. Con capacidad para 3,500 personas, sus gradas se llenan en el “Torneo de los Campeones,” donde los guerreros de la región prueban su valía. Decorado con el emblema de los tres soles de la casa real y rodeado de estatuas de antiguos héroes, el estadio vibra con el estruendo de la multitud, el choque de espadas y el olor a polvo y sangre, celebrando y poniendo a prueba a los valientes que pisan su suelo.

Plaza de los 3 conquistadores

Un amplio espacio donde los mercaderes montan sus puestos y la gente se reúne para compartir noticias y rumores. En el centro se erige una colosal estatua de bronce de los Tres Reyes Humanos, legendarios conquistadores y fundadores de la ciudad. Desgastada por el tiempo pero imponente, la estatua muestra a los monarcas de pie, con miradas severas y armaduras decoradas con soles dorados, empuñando espadas y estandartes hacia el cielo. La base está tallada con escenas de sus batallas más gloriosas.

Plaza de la libertad

La Plaza de la Libertad es un rincón acogedor en el centro de Rísgarth, con un suelo empedrado que delata el paso del tiempo y casas de madera que rodean el lugar. En su centro, una fuente sencilla y elegante murmura constantemente, refrescando los días de verano. Los niños solían correr a su alrededor, llenando el aire de risas, mientras el aroma dulce de la pastelería cercana se mezclaba con la brisa.

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